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Desarrollo y Grados del Acoso Moral

 

María empezó a estar cada vez más irritable. No solo en su trabajo, también con su marido Antonio y con sus hijos. Sus relaciones en casa se resintieron. En el trabajo comenzó su ronda de quejas. Habló con los representantes sindicales, se presentó al gerente, escribió una carta a la central... nada le sirvió. Sus acusaciones eran vagas, Pedro se quejaba de que no llevaba a cabo sus tareas. Recibió desplantes, silencios... buenas palabras en el mejor de los casos. Repitió sus quejas, dejaron de recibirla. La sancionaron. Pedro controlaba sus horarios, le exigía justificantes, le controlaba pausas y conversaciones.

 

El acoso moral no debe ser entendido como un hecho puntual y concreto. Más bien nos referimos a él como un proceso que en su evolución va adquiriendo diferentes grados, hasta que llega un momento en que la víctima es incapaz de hacer frente por sí sola a los acontecimientos que van sucediéndose. diversos autores, entre ellos Leymann (1996), distinguen cuatro fases dentro de este proceso:

 

Incidentes críticos

 

En un primer momento, hablaremos de la existencia de un "incidente crítico" o acontecimientos precipitante de una situación de acoso moral. Debemos distinguir tales incidentes, de lo que no son más que meros conflictos que surgen en todo aquel entorno en el que interactúan personas. El problema surge cuando tales conflictos no son resueltos sino que se cronifican, lo cual daría lugar al desarrollo de una situación de acoso moral.

 

Acoso y estigmatización

 

En esta fase, la víctima comienza a recibir ataques psicológicos por parte de su acosador/es, que en un principio le causa desconcierto y tiende a evitar. Los compañeros de trabajo también pueden verse sorprendidos por esta situación y no prestar la atención que requiere, quitarle importancia e incluso negar lo que ocurre. Estas actividades provocan el empeoramiento y prolongación de la situación.

 

Intervención de las autoridades de personal

 

En este momento, la dirección comienza a ser consciente de la gravedad de la situación lo que va a requerir que ponga en marcha toda una serie de medidas de intervención. Estas pueden ir dirigidas a la resolución del conflicto o por el contrario, pueden ir dirigidas a la negación y ocultamiento del problema incrementando la gravedad de la situación y el malestar en la víctima.

 

Exclusión

 

Debido a que la situación persiste, la víctima suele ser etiquetada como trabajador "difícil" o enfermo mental, lo cual terminará por desembocar en la expulsión o abandono por sí mismo de su puesto de trabajo. Es frecuente que el trabajador se vea obligado a pedir la baja laboral ante la incapacidad de continuar realizando sus tareas, bajas que en ocasiones se van encadenando unas a otras dando lugar a un estado de incapacidad permanente, abandono o despido.

 

GRADOS

 

El grado es determinado por la intensidad, duración y frecuencia con que aparecen las diferentes conductas de acoso. Sáez et al. (2001) distinguen tres grados:

 

Primer grado

 

El acoso moral de primer grado es aquel en el que la víctima es capaz de hacer frente a los ataques y de mantenerse en su puesto de trabajo. Hay quienes ignoran las burlas, humillaciones... y quienes se encaran a sus agresores. A pesar de ello, la víctima no puede evitar sentir desconcierto, ansiedad e irritabilidad ante lo que está sucediendo. Por ello, se recomienda realizar actividades dirigidas a reducir el estrés y la ansiedad derivada del conflicto: ejercicio físico, hobbys, relajación...

 

Hasta ese momento, las relaciones personales de la víctima no suelen verse afectadas.

 

Segundo grado

 

En una situación de acoso de segundo grado resulta difícil que el individuo pueda eludir los ataques y humillaciones de las que es objeto. En consecuencia, el mantenimiento o reincorporación a su puesto de trabajo es más costosa.

 

Sáez et al. (2001) señalan algunos de los síntomas que pueden llegar a manifestar aquellos que han sido expuestos de manera prolongada y sistemática a tales ataques:

 

· Alta presión sanguínea

· Insomnio

· Problemas gastrointestinales

· Dificultad de atención y concentración

· Aumento o pérdida excesiva de peso

· Síntomas depresivos

· Abuso de sustancias

· Conductas de evitación de toda situación relacionada con el conflicto

· Aparición de fobias

 

En esta fase, los familiares y amigos tienden a restar importancia a lo que está aconteciendo.

 

Tercer grado

 

Llegado a este grado, la reincorporación al trabajo es prácticamente imposible y los daños psicológicos que padece la víctima requieren de tratamiento psicológico.

 

Sáez et al. (2001) apuntan algunos de los síntomas indicadores de una situación de acoso de tercer grado:

 

· Depresión severa

· Ataques de pánico

· Accidentes

· Conductas agresivas

· Intentos de suicidio

La familia y amigos son conscientes de la gravedad del asunto.

 

 

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